Los árboles son una parte fundamental de mi vida. Estoy deseando que termine este encierro para que me vuelvan a cobijar. Hasta que eso ocurra, pienso en ellos y escribo sobre ellos. Hoy publico nueve aforismos en la revista El Cuaderno.
El mejor cobijo lo he encontrado debajo de los árboles frondosos. Las cúpulas de las iglesias me aplastan, a las casas les falta ventilación, en los puentes la humedad te cala los huesos y adentrarse en las cuevas supone pactar con la negrura. Solo cerca de la corteza de un árbol presiento el acogimiento de las madres.
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