BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







martes, 29 de enero de 2008

EL LEÓN DE LA METRO

¿Qué ha sido del león de la Metro?
Siempre creí que era uno de los leones
de las películas de Tarzán
que a punto estaba de escapar del celuloide
para aterrorizar a todos los espectadores de la sala.
Después, mientras observaba
a los domadores de algunos circos
y las jaulas de los zoológicos,
pensé que el león de la Metro era
un asalariado de los estudios,
igual que las estrellas de Hollywood.
Cuando tuve la oportunidad de ver
la fauna salvaje en el Masai Mara,
pude comprobar que ninguno
se parecía al león que yo buscaba;
rugían, sí, aunque su rugido no era el mismo,
movían los machos sus melenas
y enseñaban los colmillos terribles,
pero si de niño contenía la respiración de emoción
y veía su cabeza orlada
por los arabescos fantásticos del emblema cinematográfico,
ahora lo hacía para que no saliera la foto borrosa
y su figura se recortara
en el objetivo electrónico de una máquina japonesa.
Sigo tras la pista de ese felino
por infinidad de lugares y no logro encontrarlo,
porque el león de la Metro está en un territorio ignoto,
en un parque natural de acceso restringido.
El león de la Metro se encuentra
en los confines ocultos de la infancia.

IN MEMORIAM

Con Gollo, Alcalde de Sinlabajos, desaparece, no sólo un hombre integro que supo ganarse la admiración y el respeto de cuantos tuvimos la suerte de tratarle, sino una forma de entender la política y el servicio público.
Gollo representaba una generación de personas que veían en la política el instrumento para cambiar una realidad injusta con los desfavorecidos y complaciente con los poderosos. Bien poco han aprendido otros de su ejemplo, cuando centran sus esfuerzos y desvelos en aumentar su lista de privilegios.
Gollo entendía la política como una vocación, donde es mucho a lo que se tiene que renunciar, y nada lo que se debe esperar a cambio. Es pago suficiente por una labor altruista el cariño de tus vecinos. Bien poco han aprendido otros de su ejemplo, cuando convierten el trabajo por la comunidad en una profesión bien remunerada y, por el tiempo de permanencia en los cargos, casi vitalicia.
Para Gollo el soporte básico de la política era la ideología, los principios y los valores. La defensa de unos ideales, que inspiraban cada una de las actuaciones emprendidas, era la garantía de un recto y equilibrado proceder. Bien poco han aprendido otros de su ejemplo, cuando anteponen sus intereses particulares al bien general, y hacen del pragmatismo utilitarista la única guía por la que se rigen.
Gollo sabía que el buen político tiene que predicar con el ejemplo, por lo que, según su criterio, era un requisito imprescindible que cualquier gestor demostrara una honradez intachable, a prueba de sobornos, comisiones y otras tentaciones varias. Bien poco han aprendido otros de su ejemplo, cuando utilizan los casos de corrupción como una de las denuncias habituales en la contienda partidista, siendo las comisiones de investigación y las auditorias un arma arrojadiza de doble filo que ensucia a todos por igual.
Gollo era un hombre que iba de frente y derecho por la vida, sabía respetar la palabra dada y mientras escuchabas una de sus intervenciones te persuadía la convicción de que el suyo era un pensamiento sincero. Bien poco han aprendido otros de su ejemplo cuando llenan de intrigas y embustes el tortuoso mundo de la política. Enseñan su cara más despiadada durante el trabajo de fontanería y reservan su faz más amable para los actos en los que hay que pedir el voto.
Gollo anteponía el humanismo, a cualquier otra consideración, por eso daba el máximo valor a las personas, independientemente de sus creencias u opiniones. Esta actitud hizo que fuera querido y admirado por todos. Bien poco han aprendido otros de su ejemplo cuando rechazan, de una forma sectaria y extremista, las propuestas ajenas a su pensamiento único y dogmático. Prefieren hacer tierra quemada antes que admitir una colaboración institucional.
El hueco que deja Gollo será muy difícil de llenar, y menos, por unos dirigentes que han hecho de la política el reducto de los oportunistas.

sábado, 19 de enero de 2008

UN VELADA PERFECTA

Si hoy, en este lugar, un día luminoso de julio,
hubieras estado conmigo, empiezo a pensar
qué habríamos hecho juntos:
pasear por la playa desierta,
no puede ser;
es un recurso de novela romántica impropio de nosotros.
Encerrarnos en la habitación del hotel con una botella de champaña
hasta que nos rinda la fatiga y el alcohol;
pero esto no es una luna de miel de clase media
en Cancún o Santo Domingo.
Mejor lo descartamos.
Una cena con velas en la terraza de un restaurante de lujo;
lo he visto en tantas películas que su pretenciosa vulgaridad
disipa de inmediato la imagen.
¿Qué podría hacer entonces contigo que fuera exclusivo
y no defraude mis expectativas?
Sólo se me ocurre una cosa, seguir suponiendo
que un paseo por la playa,
la furtiva reclusión de dos amantes,
una cena íntima,
por la simple razón de hacerlo nosotros,
alcanza el dramatismo, la pasión, la pureza
que se reserva a los grandes idilios literarios,
y al momento en el que retire un mechón de tu pelo negro
para acercar mis labios al suntuoso amanecer boreal
de tu boca enigmática.
Y en todo caso, esta velada únicamente existió en mi imaginación,
así que, no hay peligro.

LA LISTA ROJA

En la lista roja que publica Hispania Nostra se han incluido dos nuevos monumentos abulenses en situación de ruina: El Convento de Santo Domingo en Piedrahita y el Monasterio de Guisando en El Tiemblo. El primero fue fundado a finales del siglo XIV, y de la primitiva iglesia se conserva la capilla mayor donde reposan los restos de Don Hernando Álvarez de Toledo, Señor de Valdecorneja, y su esposa, Doña Leonor de Ayala. El segundo, declarado como Sitio Histórico, fue fundado en 1.375 y reconstruido en estilo renacentista en 1.546, destacando el claustro, con dos pisos de arcos escarzanos sobre sencillas columnas que, junto a la capilla gótica, es lo único que se conserva. Por él pasaron reyes como Juan I y Felipe II, santos como Teresa de Jesús, y nobles como Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba.
En esta lista con anterioridad se encontraban el Convento Agustino de extramuros en Madrigal de las Altas Torres y el Convento de Santa María de Jesús, conocido popularmente como Las Gordillas. Éste fue declarado Bien de Interés Cultural en 1.991. Su fundación se debe a María Dávila casada con Fernando de Acuña, virrey de Sicilia, y está integrado por elementos góticos y renacentistas, conforme a los usos españoles del siglo XVI. Aquél tiene incoado un procedimiento de declaración de Bien de Interés Cultual pendiente de resolución, destacando el magnífico claustro de su interior. Fue Casa Capitular de la provincia de Castilla, con cátedras de Teología y Leyes, y allí murió en 1.591 Fray Luís de León.
Salvo el Convento de Ávila, que pretenden convertir en un hotel de lujo aprovechando el proyecto para incluir algún bloque de viviendas en la huerta anexa, el resto de monumentos están en un alarmante estado de abandono.
Pocas veces nuestra provincia tiene la suerte de encabezar alguna lista, y para una vez que lo conseguimos, resulta que se trata del ranking de los mayores desmanes contra el patrimonio histórico.
Uno de los requisitos para convertirnos en un destino preferente del turismo de interior es conservar en óptimas condiciones nuestro legado artístico, facilitando, si es posible, su visita y su conocimiento. Esta tarea tiene que estar entre las prioridades de cualquier administración pública, antes incluso de las campañas publicitarias de promoción.
Vemos como proliferan los centros de interpretación y de recepción de visitantes donde se reproduce la realidad cultural, mientras que dejamos que ésta se vaya deteriorando sin acometer las rehabilitaciones que la devuelvan a su antiguo esplendor. A este paso, sólo tendremos un patrimonio de cartón-piedra con un grado, eso sí, de conservación extraordinario. En muchos pueblos de la provincia no es la especulación inmobiliaria el peligro, la auténtica amenaza es el desinterés, la desidia y la apatía por nuestras cosas.

martes, 15 de enero de 2008

UNA FOTOGRAFÍA DE SALGADO

Dos paquetes,
uno más pequeño que otro.
A eso se reduce
la condición humana
en una aldea
de Sudán o Etiopía.
Dos cuerpos amortajados
con trapos viejos y papeles sucios
en una posición que recuerda
el último abrazo
de una madre y su hijo.
Su identidad no importa.
Quizá sea cualquiera
de los enfermos hambrientos
que esperaron ayer
junto al dispensario
de una organización internacional.
Hasta las alimañas desprecian
una carroña
consumida antes de tiempo.
Esos dos paquetes, envueltos
con el esmero
de un regalo navideño,
contienen lo único que no
le pueden quitar a una persona,
sus huesos y su dignidad.

CALIDAD VERSUS MEDIOCRIDAD

Durante la celebración de INTUR en Valladolid pude escuchar con agrado unas declaraciones del Alcalde de nuestra ciudad en las que reconocía que el futuro turístico de Ávila pasa por reforzar la calidad y la excelencia de nuestra oferta cultural, para que se convierta en el mejor complemento de nuestro singular patrimonio y en un reclamo potente que haga que los visitantes repitan o aumenten su estadía. Las infraestructuras, dotaciones y servicios turísticos, sin llegar aún al máximo nivel, hay que reconocer que han alcanzado un estándar equiparable a cualquiera de los mejores destinos de interior nacionales. Por lo que se refiere a los equipamientos culturales, el déficit crónico que arrastrábamos desde hace décadas, quedará solucionado en el momento que se inaugure el flamante Palacio de Congresos y exposiciones. Pero los recipientes, por muy suntuosos que sean, han de contener una sustancia que sobrepuje su valor, so pena de acabar como reliquias decorativas.
La piedra de toque de estas buenas intenciones municipales encontrará su momento simbólico en el acto inaugural del centro antes referido. ¿Se optará por cubrir el expediente y salir del paso con un acto digno, aunque no sobresaliente (trayendo, pongo por caso, a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en una más de las muchas giras que realiza por nuestra región) o traeremos a algún conjunto instrumental que, como la Orquesta de Barenboim (es sólo un ejemplo de las muchas opciones posibles), se ha convertido, por méritos propios, en un ejemplo internacional de integración social entre árabes e israelíes reconocido, entre otros premios, por el Príncipe de Asturias? Tampoco debemos olvidar que solemos poner a nuestra ciudad como un ejemplo histórico de convivencia de las tres culturas que se puede rastrear en innumerables vestigios arqueológicos.
Otra de las tareas pendientes, siempre aplazada, y que saldaría la deuda que tiene Ávila con el cine de autor menos comercial, es convertir la Semana de Cine Ecológico, actualmente circunscrita a la mera proyección de películas que ni siquiera son de estreno, en un festival internacional de documentales de naturaleza. De esta manera, conservando las señas de identidad temáticas del proyecto original, reforzaríamos nuestra imagen de ciudad comprometida con el medio ambiente, y entraríamos en el circuito de los certámenes audiovisuales con una opción todavía muy poco explotada, a pesar de la importante producción que anualmente se genera en este campo. Poner en pie un proyecto de esta envergadura, con un jurado de prestigio, con unas secciones y actividades paralelas atractivas, y con todas las campañas de difusión y marketing necesarias, requiere de grandes esfuerzos humanos y económicos. Pero para estar en los primeros puestos de la innovación cultural hay que arriesgar y apostar fuerte. Cualquier cosa menos aceptar la mediocridad de los conformistas.

DIÁLOGO CON UN DISCÍPULO

- ¿Qué hay debajo de la arena?
- Debajo de la arena hay rocas.
- ¿Y qué hay debajo de los cementerios?
- Debajo de los cementerios hay cadáveres y esqueletos.
- ¿Pero de quién?
- Los difuntos no tienen dueño, ni identidad, son anónimos y similares.
- ¿Y cómo puedo distinguir a mis muertos?
- Pues por la inscripción de la lápida, que es como identificar una mariposa por el nombre latino que le puso un entomólogo erudito.
- ¿Sin su nombre, aunque sea arbitrario, lo admito, cómo diferenciaríamos una mariposa de otra?
- No hace falta clasificar, ordenar, enumerar. Esta manía taxonómica no es más que un recurso antropocéntrico de escaso valor científico.
Todo es lo mismo, está hecho de igual sustancia y se rige según idénticos ciclos.
La prueba irrefutable de esta afirmación, es que debajo de nosotros, encima de nosotros, al lado de nosotros siempre hay un vacío que ocupa cualquiera en el momento de nuestra extinción. A ese vacío algunos lo llaman alma, otros mónada, ¡qué importa! ¿Te das cuenta? siempre tenemos que poner nombre a las cosas.
El lenguaje, que nos puso en la cúspide del orden natural, nos impide ahora comprender nuestro remoto origen y es insuficiente para alcanzar la eterna inmortalidad del cosmos.
- ¿Cómo podemos solucionar este conflicto?
- Esa pregunta ya intentaron responderla otros más sabios, y sólo consiguieron, en el mejor de los casos, eludir con cierta desenvoltura una humillación intelectual.

LLEGÓ LA NAVIDAD

Llegó la Navidad, y con ella: Las pantagruélicas cenas de empresa donde la fraternidad y la concordia fingida arrinconan por unas horas el mobbing laboral y la lucha despiadada por la selección profesional de la especie.
La compra compulsiva de objetos inútiles en dosis antidepresivas que alivian momentáneamente nuestra frustración y empobrecen aún más una cartera que a duras penas aguanta las dentelladas del IPC, del EURIBOR, del IRPF, y demás depredadores del bestiario económico.
El debate y aprobación de unos presupuestos que para unos son realistas, sociales e inversores, y para otros, injustos, continuistas y despilfarradores; aunque, si se mira con atención los grandes números y la letra pequeña de las distintas alternativas, se parecen como dos gotas de agua. El teatro del mundo obliga a cambiar el embase y mantener la sustancia.
El estreno de películas donde Papa Noel demuestra que el histrionismo y desfachatez, como el saco que lleva sus regalos, no tiene límites. Se conoce que nuestra capacidad de embobamiento es la única facultad en continua y permanente expansión. Si alguien creía que con el subgénero de la comedia romántica actual se había tocado fondo, que valla a ver una de estas martingalas que es capaz de anularte un millón de neuronas en cada pase.
Un nuevo intento fallido por ingresar en el restringido club de los que no tienen que madrugar, ni fichar, ni aguantar al jefe. Ese olimpo ideal que vemos en la telerealidad, y en el que sólo conseguiremos entrar si nos toca la lotería de navidad, algo tan improbable como deshacerse de la incómoda presencia en el pequeño salón doméstico del omnipresente abeto plastificado. Por el momento, y hasta que cambie nuestra suerte, nos daremos con un canto en los dientes si conseguimos acertar en la pedrea o en alguna terminación, recuperando, en el mejor de los casos, lo invertido para volver a palmar, y esta vez, definitivamente, en la lotería del niño.
El alubión de felicitaciones que podemos dividir en tres tipos: Las que encubren un reclamo publicitario y van directamente a la basura; las de aquellos amigos de los que casi ya no nos acordábamos, estas aguantan un par de semanas, a lo sumo, decorando la mesita del rincón; quedan, por último, las familiares, esas sobre las que nadie quiere tomar una decisión, no sea que abra la caja de los truenos, y por eso seguirán rodando durante meses, de aquí para allá, hasta que algún valiente se atreva a guardarlas en el trastero con el resto de la decoración navideña.
La Navidad ya está aquí, es imposible no darse cuenta y escapar a su influencia. Con el tiempo, y un poco de estoicismo, conseguiremos adaptarnos a su implacable rutina. Los buenos deseos este año, y los próximos, se extinguirán cuando quitemos el Nacimiento.