BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







jueves, 14 de enero de 2010


GREDOS

El vuelo de un milano
dibuja una línea negra,
sin prisa, a media loma,
con la precisión de un calígrafo
chino que esparce tinta
sobre la nieve sin fundirla.
La vega hace tiempo que dio
paso a una garganta umbría,
tan angosta, que nos permite
vadear su caudal de un salto.
Las peñas de cuarcita aguantan
el frío en la intemperie diáfana
que invade el espacio macizo
de aquellos alcores serranos.
Por un momento, imaginé
que yo era el único ser vivo
dispuesto a conseguir
la naturaleza inorgánica
después de auscultar mi alma
y descubrir una gran sima.