BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







martes, 21 de junio de 2011


Me preguntáis qué es lo que mueve en última instancia las acciones del hombre, y yo os contesto que “la voluntad de poder”.
La ocupación y la dominación de los nichos sociales con un alto grado de territorialidad jerarquizada dependen de la supremacía de la voluntad (entendida ésta como comprensión del yo, modulación de las pasiones y esfuerzo de competencia) y, llegado el caso, de una total falta de escrúpulos. El poder es una droga estimulante, de efecto sensitivo-emocional-intelectivo, que busca en el dominio del objeto el imposible control del sujeto, el cual por esencia es inasible. Este aparato de resortes encadenados, de flujos de sometimiento mutuo, pone en funcionamiento los mecanismos de la política como suma capilar de esfuerzos por expandir nuestra ilusoria estrategia de victoria y rapiña acaparando, con el menor número posible de individuos, el mayor número posible de decisiones.