BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







lunes, 18 de noviembre de 2013

Presentación de La más cruel de las certezas, de Mario Pérez Antolín. Librería Letras, 14 de noviembre


Por: Mayda Anias.
Ayer una editorial me pidió una breve semblanza biográfica y les envié esto: «Mario Pérez Antolín (Backnang, 1964) vive en Ávila, como podría vivir en cualquier otro sitio. No posee ningún premio, ni quiere poseerlo. Se gana la vida enseñando cosas insignificantes. Es autor de algunos libros que no tuvieron éxito y que muy pocos leyeron. Con mucha dificultad y después de grandes esfuerzos ha conseguido dejar su currículo en blanco».
Este aforismo, uno de los primeros de la sección Escrito para ser borrado hace honor al mensaje, dado que bien pudiera borrarse la frase “libros que no tuvieron éxito”, pues así como Profanación de poder ha tenido muy buena acogida de crítica y público lector, el que presento esta tarde merece igual suerte y, estoy segura, la tendrá.
Quienes asisten esta tarde, sin dudas atraídos por un libro de aforismos, conocen de qué se trata o simplemente son lectores de estas sentencias breves, cargadas de significado, que dan pie a una profunda reflexión. Es decir, entre sus preferencias está la lectura reflexiva, la que mueve el pensamiento, la introspección y, obviamente, la meditación, lejos de conformarse con pasar la vista por páginas llenas de textos que, una vez finalizada su lectura, reposan en el estante sin haber dejado más huella que la noción de entretenimiento.
En todo caso ustedes me ahorran comenzar por hacer la historia del aforismo que, ya sabemos, arranca con el pensamiento humano.
No podré detenerme tampoco en explicar la filiación política, filosófica o religiosa de los aforismos contenidos en La más cruel de las certezas, pues ese sería un estudio que sobrepasa la presentación de un libro.
Si pretendiera mencionar, aunque de pasada, aforistas clásicos la lista sería extensísima, pues cada intelectual (entendiendo por este término a los pensadores) ha escrito algún aforismo, o bien, se ha citado alguna frase suya, perteneciente a un contexto mayor, como aforismo.
Con seguridad a todos nos vienen a la cabeza nombres como Séneca, San Agustín, Platón, Aristóteles, Pascal, Proust, Lincoln, Nietzsche, Kierkegaard, Jacques Lacan, Freud, Lichtenberg, Bernard Shaw, Sabuco (Miguel de Sabuco o Doña Oliva Sabuco), Pericles, Dickens, Schopenhauer, Huidobro, Doménico Cieri, Ortega y Gasset. Es imposible no citar a Émile Cioran quien es, en mi opinión de lectora, cuando menos, un escritor fascinante.
Y entre nuestros contemporáneos más próximos, el navarro Ramón Eder, Erika Martínez, y el abulense José Luis Moronte.
Ya sabemos que el aforismo no es un texto menor, sino expresión del minimalismo conceptual y emocional; mucho menos puede repetirse la generalización de considerarlo frase breve. Pienso, por ejemplo en los aforismos de Pascal, Bacon o Lichtenberg, por citar pocos nombres.
En lo que concierne a La más cruel de las certezas, ¿qué va a encontrar el lector?
Un libro estructurado en seis partes o secciones con aforismos de muy variada extensión, desde oración simple, hasta breves piezas que rozan el ensayo; se toca el tema del poder, la condición humana (sus virtudes y defectos, su experiencia, su naturaleza),  y otras entidades dentro de las que incluyo textos que hablan del éter, el binomio amor-odio, la memoria, la confusión… Aforismos que yo he definido como “teorizantes” en los que el autor escribe sobre parejas tales como ciencia-retórica, creencia-razón, la parte y el todo, el ser y el tiempo; la mirada, digamos agnóstica, a la religión, aforismos que son exquisitas piezas de descripciones plásticas, aforismos sobre la muerte, la amistad, el tiempo, la historia…
En La más cruel… el lector se encontrará con que algunas reflexiones están estructuradas en una introducción para que el lector se sitúe en una circunstancia concreta como condición u orientación hacia un tema en particular, por ejemplo, el segundo de la página 54.
En otras, hay momentos de cambio de ritmo con la inserción de una extensa meditación, según el fluir del pensamiento, libre de exigencias formales.
Y en otras, se tropezará con formas poéticas, en estructura y lenguaje, pero en el fondo también palpita la esencia del aforismo.
Por último, yo que he leído los dos títulos que ha publicado Mario, me pregunto si la más cruel de las certezas es la profanación del poder.
En cualquier caso, hay que llegar al final del libro para ir desgranando cada uno hasta dar, justo, con la más cruel.

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