Suponed que algo ha acontecido, da igual el hecho concreto. Haced las pesquisas necesarias para comprobar si vuestra suposición es razonable. Una vez afianzada metódicamente la hipótesis, empezad a deducir las causas y las consecuencias, es decir, el Génesis y el Apocalipsis. Continuad tejiendo todo un entramado narrativo con personajes, anécdotas, traiciones, amores, y especialmente no dejéis de colocar una víctima en el clímax de la acción dramática.
Si el resultado de vuestra especulación es creíble y sobre todo indemostrable, tendréis muchas posibilidades de convertiros o en un evangelizador, si alguien os cree; o en un escritor, si alguien os lee; o en un mentecato, si todos os niegan. El resultado será bien distinto, como podéis apreciar, pero el origen de la superchería es el mismo.
Si el resultado de vuestra especulación es creíble y sobre todo indemostrable, tendréis muchas posibilidades de convertiros o en un evangelizador, si alguien os cree; o en un escritor, si alguien os lee; o en un mentecato, si todos os niegan. El resultado será bien distinto, como podéis apreciar, pero el origen de la superchería es el mismo.
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