BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







sábado, 19 de enero de 2008

UN VELADA PERFECTA

Si hoy, en este lugar, un día luminoso de julio,
hubieras estado conmigo, empiezo a pensar
qué habríamos hecho juntos:
pasear por la playa desierta,
no puede ser;
es un recurso de novela romántica impropio de nosotros.
Encerrarnos en la habitación del hotel con una botella de champaña
hasta que nos rinda la fatiga y el alcohol;
pero esto no es una luna de miel de clase media
en Cancún o Santo Domingo.
Mejor lo descartamos.
Una cena con velas en la terraza de un restaurante de lujo;
lo he visto en tantas películas que su pretenciosa vulgaridad
disipa de inmediato la imagen.
¿Qué podría hacer entonces contigo que fuera exclusivo
y no defraude mis expectativas?
Sólo se me ocurre una cosa, seguir suponiendo
que un paseo por la playa,
la furtiva reclusión de dos amantes,
una cena íntima,
por la simple razón de hacerlo nosotros,
alcanza el dramatismo, la pasión, la pureza
que se reserva a los grandes idilios literarios,
y al momento en el que retire un mechón de tu pelo negro
para acercar mis labios al suntuoso amanecer boreal
de tu boca enigmática.
Y en todo caso, esta velada únicamente existió en mi imaginación,
así que, no hay peligro.

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