BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







sábado, 16 de febrero de 2008

LA CARRETERA DE LA DISCORDIA

Últimamente vemos con demasiada frecuencia que, a la hora de diseñar determinadas infraestructuras en nuestra provincia, entran en conflicto dos tendencias antagónicas, igual de perniciosas, según mi opinión, para un desarrollo territorial equilibrado. Por un lado, prolifera el ambientalismo idealista que rechaza cualquier acción productiva que estropee el vergel primigenio en estado puro; en el otro extremo, se sitúa la depredación desarrollista capaz de sacrificar los valores naturales que no engorden la cuenta de resultados.
A los que tales posturas defienden habría que decirles que, cuando los argumentos se llevan al extremo y las ideas se encapsulan para ser administradas en rígidas dosis, hasta las mejores intenciones se convierten en un despropósito. La evaluación de impacto ambiental que surgió como un instrumento que midiese el efecto de las intervenciones humanas sobre la biocenosis y la litosfera, proponiendo, en su caso, las medidas correctoras más apropiadas, corre el riesgo de perder su rigor científico al acomodarse a los prejuicios de las partes en litigio como un documento adjunto en el trámite administrativo hecho a la carta en virtud de criterios finalistas.
Que a los pueblos de Ávila no les sobran oportunidades, es un hecho incuestionable; y que muchas veces tenemos que luchar contra nosotros mismos para sacarlos del atraso, es igualmente cierto. Si no, que se lo pregunten a los candeledanos, hartos ya de los innumerables e injustificados retrasos que postergan la construcción de una carretera, a todas luces necesaria y compatible con los valores paisajísticos del entorno. Costó muchos años que la Junta retomara un proyecto que al parecer se inició con errores en su tramitación. Ahora, que debieran empezar a trabajar las máquinas, nuevamente, los que quizás desconocen que en una matriz de impacto ambiental se ponderan tanto los impactos negativos sobre los hábitats naturales, como las ventajas socio económicas, para llegar a una solución de compromiso integradora y equilibrada, nuevamente recurren a los tribunales con la intención de bloquear esta deseada carretera. Vamos, que no menos importancia se merece la persona que semanalmente tiene que ir al hospital de Ávila a recibir una determinada terapia, que cualquier endemismo en peligro de extinción. También formamos parte de la ecología, junto a las rocas, las plantas y los animales, las personas; esta perogrullada parece que se le escapa al activismo maximalista que practican algunos ecologistas. Pero, si este exceso de celo se puede justificar por la función de vigilancia que desempeñan estos grupos, lo que resulta inaceptable es que otro Ayuntamiento próximo, gobernado además por los socialistas, practique la insolidaridad y el sabotaje institucional, con tal, supongo, de sacar ventaja en la pugna por el liderazgo comarcal. Pues cuidado, que la vida es muy larga, y donde las dan las toman.

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