BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







viernes, 28 de marzo de 2008

SEMANA NO TAN SANTA

Resulta sorprendente como la maquinaria mercantil del ocio en serie y en masa transforma las costumbres, los hábitos y los comportamientos. Quién nos iba a decir que ese ejemplo de Semana Santa espiritual y recogida, donde la devoción seguía el camino interior hacía una manifestación de fervor espiritual, andando el tiempo, habría de convertirse en una atracción turística y en un reclamo publicitario más interesado en llenar todas las plazas hoteleras que en extasiarse con la pasión de Cristo.
Yo creo que las procesiones se ven hoy como si fueran las recreaciones decorativas de un gran parque temático dedicado al folclore religioso. Atrás quedaron las penitencias de antaño, cuando los devotos expiaban una culpa ante el dramatismo del calvario. En cambio en la actualidad los encapuchados parece que se disfrazan para una fiesta de carnaval o unas jornadas medievales, con el mismo exhibicionismo festivo y bullanguero. Los turistas están más preocupados por conseguir mesa en el restaurante o en sacar unas buenas fotos a los pasos, que en alcanzar la salvación o en dar testimonio del martirio del Creador.
Va a ser verdad que la secularización gana terreno en detrimento de la espiritualidad, y que el paganismo, contra el que la casta sacerdotal lanza sus invectivas, se impone. Pero si tal sucede es porque todos, de alguna forma, contribuimos a ello: unos para convertir en multitudinarias unas fiestas que estaban cayendo en desuso, otros avispados para aumentar sus fuentes de ingresos y sus expectativas de negocio, y no pocos para refugiarse en la banalización del entretenimiento como fuga a la sociedad alienada.
Era muy difícil que en estos tiempos, en que nada es ajeno al show, los maestros del ritual permanecieran inmunes a la tentación de convertir una manifestación de fervor religioso en un producto mediático de mercadotecnia global. No podemos negar que en Ávila, además, acompaña el entorno y la escenografía, aunque no la climatología, única variable que de momento se escapa en la superproducción; razón por la cual, a poco que cada uno ponga de su parte, está garantizado el éxito. Las calles llenas, los bares completos, las confiterías desbordadas y las conciencias de algunos tan vacías como siempre. Ahora bien, no se le ocurra a nadie preguntar por el significado o la simbología de lo que de forma tan amena se muestra a nuestra contemplación, ya que recibirá, salvo excepciones, las contestaciones más absurdas y disparatadas, muestra de que en estos días de vacaciones la diversión le ha ganado la partida a la santidad.

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