BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







sábado, 31 de mayo de 2008

OTRA VEZ A VUELTAS CON LA CULTURA

Como dice T. S. Eliot la cultura de una sociedad es lo que “hace de ella una sociedad” y una cultura común es inseparable de una transformación progresista de la realidad. Requiere una ética de responsabilidad colectiva, plena participación democrática a todos los niveles de la vida social (incluyendo la producción material), y acceso igualitario al proceso de diseño cultural. Por eso es la cultura en la actualidad el rasgo más destacado de civilidad que nos permite recrear la condición soberana del ciudadano, frente a las agresiones antipolíticas que lo acosan por doquier. Tenemos planteadas en estos momentos dos importantes contradicciones: Identidad frente a universalidad y tradición frente a modernidad, de que seamos capaces de buscar una síntesis integradora a estas dos antinomias va a depender en buena medida el éxito moral de nuestra comunidad.

La mayor ventaja comparativa que tiene nuestra ciudad es sin duda su acerbo cultural. Los vestigios de su rica historia, su proyección universal y la capacidad creativa de sus ciudadanos ofrecen unas posibilidades enormes, pero todo este potencial ha sido desperdiciado por una mediocre gestión política, y nos encontramos en la actualidad con un patrimonio mal conservado, poco valorado y escasamente aprovechado en un contexto de asfixia cultural donde las manifestaciones artísticas de nuestros creadores, que muchas veces son postergadas por los gustos estandarizados dominantes y los grandes eventos-espectáculo, tienen que subsistir en este ambiente de tradicionalismo decadente que lidera cierta oligarquía urbana o buscar nuevos rumbos en otros lugares de España.

Así pues, cabe decir que el patrimonio histórico no se concibe como el componente fosilizado de la cultura; antes bien, es (desde una perspectiva dinámica) la manifestación viva de ésta. Es descubrimiento, preservación y transmisión; diálogo intergeneracional que rescata, conserva, ensancha y enriquece el conjunto de bienes culturales que posee la sociedad para su autoidentificación, su crecimiento y su disfrute.

La política cultural de Ávila debe ser:

· Plural y diversa. Caben todas las tendencias, estilos y manifestaciones.
· Participativa. Estimular la creatividad sin prejuicios, permitiendo que los creadores y el público asuman el protagonismo.
· Cosmopolita. Visión universal e intercultural compatible con la identidad cultural. La inmigración supone un enriquecimiento mutuo.
· De calidad. Como elemento fundamental que legitima y justifica la producción artística.
· Descentralizada. Hay que llegar a todos los lugares, ya que la cultura es un derecho independientemente de donde se viva.
· Permanente. Programación estable, consolidada y sin interrupciones. Las muestras artísticas no pueden ser una excepción, unas singularidades decorativas que jalonan los programas oficiales del Ayuntamiento.
· Autónoma y profesional. La gestión cultural debe diseñarse por técnicos que no se dejen manipular. Las únicas directrices que han de seguir responderán a criterios estrictamente profesionales.

El objetivo general que hay que alcanzar, consiste en hacer de la cultura y el patrimonio un recurso económico, un yacimiento de empleo, un instrumento de participación, un indicador de calidad de vida, un referente de identidad colectiva; en definitiva una contribución a la ciudadanía plural y responsable de siglo XXI

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