BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







miércoles, 28 de mayo de 2008

LA QUIEBRA DE LOS AYUNTAMIENTOS

Hay un tema que está protagonizando la agenda política, y que muy posiblemente dará mucho que hablar durante los próximos meses. Se trata de la financiación de las Comunidades Autónomas. Lo curioso del caso es que son justamente éstas las que menos problemas tienen a la hora de conseguir recursos con los que asumir sus muchas competencias, pero se comportan con una voracidad sólo comparable con su capacidad de despilfarro. Creo que nadie ha dicho con claridad a los españoles que un modelo descentralizado podrá ser más participativo y subsidiario, aunque, sin duda, en lo que de verdad destaca es en su alto precio. Es un lujo al alcance únicamente de países ricos, por lo que, para mantener esta estructura, tendremos que realizar ímprobos esfuerzos, especialmente en una época de crisis económica como la que ahora empieza.
Resulta, no obstante, incomprensible que se dé prioridad a las regiones, cuando son los Ayuntamientos los que se encuentran en una situación muy cercana a la quiebra técnica: endeudados, asumiendo competencias impropias, vendiendo el patrimonio público del suelo para financiarse y, lo que es más grave, con un futuro incierto, toda vez que será en las arcas de estas instituciones donde más se note la reducción fiscal que está produciendo la crisis inmobiliaria y de la construcción; con un efecto inducido, el parón en los planes parciales hará que la venta de parcelas no sea una alternativa viable.
Como no se aborde rápidamente el siempre postergado pacto local y se aumenten las transferencias que reciben los ayuntamientos, puede que, sin ser demasiado agoreros, muchas corporaciones locales tengan que cerrar o, por lo menos, se vean obligadas a reducir al mínimo su prestación de servicios. En esta situación se encuentra el Ayuntamiento de Ávila, que por más que intenta cuadrar sus cuentas, no recauda fondos con los que acometer las muchas promesas electorales que se hicieron durante la campaña. Las previsiones de ingresos son decepcionantes y, en el mejor de los casos, servirán para mantener el funcionamiento de la corporación en su mínimo vital. Si antes no lo remedia un acuerdo político institucional, liderado por los alcaldes y la Federación de Municipios y Provincias, que cambie el modelo, aumentando la proporción destinada a los Ayuntamientos, será casi seguro que tendremos que soportar un periodo muy difícil, sujeto a una inestabilidad creciente, donde nuestra ciudad se verá obligada a dar un frenazo en seco a sus proyectos de crecimiento, dinamismo y desarrollo.
El Alcalde de Ávila tiene un puesto clave en esta coyuntura, pues preside la Federación Regional de Municipios y Provincias. Tendrá que demostrar mucha altura política, mucha mano izquierda, mucha capacidad de diálogo y mucho liderazgo si quiere salir bien librado de esta encerrona. De memento basta con que comprenda que tiene que defender los intereses de todas las ciudades y los pueblos, con independencia del partido político que gobierne, es decir, menos sectarismo y más consenso.

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