Llevo muchos días buscando
un epílogo apropiado.
Seleccioné ejemplos en los clásicos
y en los maestros contemporáneos,
y ninguno me conviene.
Dudo entre la sencillez o el amaneramiento,
entre la sentencia profunda
o el verso satírico.
Es difícil decir adiós,
tanto como no vivir cuando se quiere hacerlo,
tanto como vivir cuando se quiere poner fin.
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