BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







martes, 23 de julio de 2013

CONJURAR LA BARBARIE


JAVIER DÁMASO

No es casual que en un tiempo de barbarie e incertidumbre, como el actual, de pronto, en un par de años desde que Mario Pérez Antolín, autor de este su segundo y excelente libro de aforismos, publicara el primero (Profanación del Poder, 2011), se haya producido una verdadera eclosión del género. Sin duda, ha contribuido a ello la reciente publicación por la editorial Trea de la antología elaborada por el profesor de la Universidad de Valladolid José Ramón González, Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos. Antología 1980-2012, pero esta obra es más la expresión de un síntoma que su causa. El aforismo goza de plena salud. Como género literario, ofrece una fórmula reflexiva, provocadora, asertiva que, pese a los interrogantes que es susceptible de abrir, da seguridad, pues proporciona una racionalidad que persigue poner en orden el mundo.

 
Y el nuevo libro de Mario Pérez Antolín, La más cruel de las certezas, es un buen ejemplo de la actualidad del aforismo y de su eficacia como medio de expresar una racionalidad frente al desorden. Resulta curioso que como instrumento para conjurar la barbarie actual, dos escritores consagrados, como Mario Vargas Llosa y Alessandro Baricco, hayan escrito con una diferencia de cuatro años sendos libros bárbaros (La civilización del espectáculo, en 2012, el primero, y Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación, en 2008, el segundo). Y digo bárbaros, porque ambos libros son en realidad una recopilación un poco elaborada de artículos de prensa, lo que da como resultado unos libros “afables”, de consumo, que luego se olvidan con la misma facilidad que se engulleron. Un buen modo de calmar su conciencia y de hacer dinero a cuenta de la barbarización, contribuyendo un poco más a ella.

 
El libro de Mario Pérez Antolín procede de un modo muy diferente, pues en sus páginas, aforismo tras aforismo, como un lento goteo de lluvia fina que cala hasta los huesos, va destilando un pensamiento hermosamente escrito, al modo de un largo poema que va lanzando pequeños dardos de reflexión que sorprenden y tocan al lector.

 
Las materias a las que se refieren sus aforismos son de variada temática. “Poder, sexo, muerte, ética, estética, literatura, metafísica, sociología, psicología”, recoge el breve resumen de la contraportada. Pero también amor, dinero, economía, usos sociales, religión. Como el Zibaldone de pensamientos de Leopardi o los escritos de los autores clásicos, un Aulo Gelio, en sus Noches áticas, el texto de Pérez Antolín recorre la vida misma en sus variadas facetas, de forma que los breves textos aparecen aquí como fragmentos de un todo que se construye como un calidoscopio, configurando una estructura plural y multicolor, de raíz poética, pero de expresión filosófica y estilo en muchas ocasiones narrativo. La pluralidad de temas y matices se entrelazan y continuamente sorprenden a través del impacto del razonamiento recogido en cada aforismo, que como saetas van dejando su huella consecutivamente en el lector. Los títulos de los capítulos recuerdan a veces a Cioran (“En las simas del pensamiento”), a veces a Beckett o incluso a Guillén (el poeta del 27, el bueno, como dijera, si se me permite la broma, Octavio Paz).

 
El resultado final, entre el calidoscopio y el dibujo de una falla tectónica cortada al bies, es una suma de pensamientos que a modo de colores superpuestos o de estratos, van saliendo a la superficie como si se exhumaran en una excavación arqueológica. Escepticismo y melancolía se conjugan para defender la dignidad del hombre. No se dice cual es la más cruel de las certezas, pero bien pudiera ser la creciente barbarización de nuestras sociedades, que este hermoso opúsculo persigue conjurar con lo que el hombre es según la definición científica, homo sapiens, el pensamiento.

 

 

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