BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







martes, 20 de abril de 2010

TIÉTAR

Los juncos encarcelan la obstinada corriente
del río ajeno al cielo purísimo que copia
su filigrana de líquida cinta
capaz de enroscarse en los tolmos de granito,
y depositar sus huevos calizos
en las terrazas fluviales.
Me acompaña, hace tiempo, su dialecto,
en el que los fonemas recuperan historias
de ahogados y molienda de trigo.
Aceptará siempre, como aportación al caudal,
el torrente sanguíneo que nace en los veneros
de mis pupilas acuáticas
y desemboca en el delta
de su cristalina aniquilación.

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