BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







jueves, 24 de septiembre de 2009

NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE

Duda de lo brillante.
Los ojos brillantes
son síntoma de fiebre.
En los suelos pulidos
es donde resbalamos.
El resplandor nos ciega
y nos desorienta.
Están los ataúdes
siempre barnizados
y el instrumental
quirúrgico bruñido.
Las estrellas que rielan
en el firmamento
son las más hermosas:
gotas iridiscentes
que ya no están cuando
su luz llega a nosotros.

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